viernes, 11 de abril de 2014

Mentira número 140: Marzo trae calma

Doce de Marzo. Algo parecido a primavera. La noche es linda y joven, alguien toca la guitarra en el parque de los patos en frente de mi casa. La luna crece, la ventana está abierta, las tardes son eternas y hoy he decidido quedarme en casa. He bailado y ahora Paulo Coelho me da las buenas noches. Mi mente dibuja unos ojos verdes en mi cama, mi cuerpo pide él, mi mente pide algo que no es amor pero sabe a estrella. Pienso en todo lo que sufrí. Pienso en qué color tenía mi sangre unos meses atrás. Pienso en todo lo que ha pasado, en todos los que se han ido y en ese tarro en el que pone "future" que ahora está vacío porque vivo deprisa. Tú me das las buenas noches y yo me conformo con saber que soy libre.
Todo esto consiste en saber ser en la medida justa, el tiempo justo y de la manera precisa. A veces el cielo acompaña, a veces los acordes se clavan como dagas. A veces toca hundirse y otras toca una rumba de color rojo. A veces toca mirarla a los ojos y decirla lo mucho que la echo de menos, a veces toca bajar la mirada y notar cómo él llora por dentro. A veces la casa se queda pequeña y ya no sé ni lo que escribo, otras las mañanas son imposibles y los martes no existen.
Ordenarme los pensamientos es tan probable como ordenarle al sol que se nos caiga en el cielo de la boca, y que obedezca. Simplemente necesitaba que este torrente de palabras mal dichas, escritas y pensadas, abandonara por fin mi boca, que creo ya necesita llenarse de poesía. y besos.
Mi mente descansa de amor, muerte y felicidad. Tan sólo se llena de agua con sal y rompe en forma de olas contra las paredes de mi cráneo. El pecho está dormido y mis dedos hoy quieren salir a pasear.
Hoy es doce de Marzo, y es primavera. Primavera. Me toca lidiar con ella otro año más. Intentaremos hacernos el menor daño posible, sabe que si me hace daño la convertiré en invierno, y sé que las flores no lo podrían soportar.
Es la una y media de la noche, yo deliro, y el mundo ahora es entero mío.