martes, 5 de junio de 2018

Mentira número 165: La continuación

Volver a empezar. Esa agridulce sensación a la que nos aferramos cuando queremos despojarnos de cosas, cuando queremos dar un por qué a nuestras repentinas ganas de ser diferentes. Diferentes que antes. "Un nuevo yo". Volver a empezar. Pero volver a empezar implica que algo ha acabado antes y a veces esa parte se nos olvida. A veces empezamos todo el rato, no dejamos de empezar. Pero nunca terminamos. Nunca nos atrevemos a arrancarnos todo eso que nos impide avanzar. Y nos decimos, "he cambiado", "ya estoy bien", con esa sonrisa forzada y ese miedo evidente a que todo el mundo sepa que, en el fondo, no es verdad. Y nos sumimos en una autocomplacencia de humo, en una risa constante que no nos pertenece, en fiestas a las que nunca se nos ha invitado con gente que no nos ve.
Yo ya no quiero volver a empezar. Lo he intentado mil veces, pero no sé hacerlo. Prefiero coleccionar arañazos y volver siempre a esa tristeza azul que escuece pero no abandona. Y volver también a las mismas canciones, a las mismas madrugadas, al mismo cristal frío tras el que brilla tenue mi trocito de ciudad. He intentado comprenderme, sobreponerme, pulirme, avanzarme. Volver a empezar. Pero yo no soy así. Yo soy todo lo que he sido, y soy eso gracias a que de vez en cuando retrocedo en el tiempo y me empapo de todo lo que me pesa.Y no sé ser de otra manera; sin la soledad punzante y las noches en silencio, sin la melancolía hasta los huesos y el éxtasis ocasional en el cuerpo, sin la estridencia y el secreto, sin los suspiros, sin las heridas, sin el hambre. No puedo; no quiero.
Así que comprenderán que yo ya no quiera volver a empezar nunca. Que me quedo donde siempre puedo volver, porque todo lo demás se deshace y estoy cansada de tener las manos llenas de polvo. Estoy, sí, cansada, tengo veinte años y estoy cansada, llevo una vida perfecta y aún así siento que llevo en mis hombros el cansancio de la tierra. Estoy agotada y ya no quiero luchar por descubrirme.
Que me quedo en el único lugar donde soy, donde creo, donde respiro.
Me quedo en mí.
Conmigo.