sábado, 17 de mayo de 2014

Mentira número 141: Distracciones como prioridades

Val miraba cómo el sol se escondía, como con envidia, como con el alma. Yo la miraba a ella y sabía que pensaba, que pensaba mucho y muy fuerte y en silencio, quizás en todo lo que hemos crecido de repente, quizás en que no nos apetece crecer más. Y el sol seguía escondiéndose despacio y yo la miraba, yo la miraba porque a veces se convierte tanto en obra de arte que no me atrevo a apartar los ojos de ella porque siento que en un descuido de estos se me va a caer la vida. Con la suya o no, a lo mejor ella echa a volar y yo me desplomo, aunque siempre crea que es ella la que cae. Pero yo veo cómo crece cuando el sol se pone. Yo lo vi, estábamos en Madrid y la veía reír como ríe el cielo cuando ella le mira.
Y Lurp reía y Manu pensaba también, y Blanca mataba cosas pequeñas que volaban y fabricaba cosas grandes que vuelan, y por supuesto hablo de los pájaros de nuestras pequeñas cabezas.
No sé, han sido cosas grandes. O quizás no tanto, pero llevaban los colores del atardecer, naranja y amarillo y rosa, un poco de azul y algo de violeta, gris, blanco, y el negro de las sombras, y eso hacía que fueran enormemente bellas y yo las he querido hacer grandes para que al menos me llenen esto de aquí dentro. Quiero decir que aprovechar las lágrimas para empapar las cosas pequeñas y que se hinchen mucho mucho es una táctica inteligente. Y eso es algo que acabo de decidir, con todo el morro y toda la luz del mundo.
Hoy no necesito saber que estoy. Decidir abarcar lo efímero es más suicida que pretender abarcar lo infinito, al menos con lo segundo siempre hay tiempo de soñar que es posible.
No quiero que sea mentira eso de que la felicidad no existe, creo que lo importante está en que me dé igual. Cuando vives atardeceres que desmoronan el concepto de felicidad, que lo transforman, que lo desintegran, que lo desbancan, comienzas a entender ésta como una mera ilusión y adoptas otro sentimiento como estado pleno del alma.
Creo que es la plenitud de la que hablan los amarillos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario