qué curiosa la sensación de sentir el aire. quiero decir, sentirlo de verdad. sentir de dónde de viene, a dónde va. como si tuviera dedos que te rozan la cara en distintas direcciones. a veces me da miedo estar tan segura de que va a salir bien. luego pienso que no es un pensamiento, no es un mantra que me repito para convencerme. es una sensación. y luego viene todo lo demás.
los creadores somos creadores porque tenemos la absurda creencia de que a la gente le importa lo que sentimos. a menudo me preguntan cómo lo supe. cuándo. pero la verdad es que no lo sé. lo siento. y por eso funciona. (si es que de verdad funciona, claro)
oigo las sirenas de la policía y la ambulancia y siento que se comunican entre ellas. es como si no hubiera una tragedia detrás. qué extraña la manera que tienen las cosas de cobrar un sentido distinto según quién las mire. oigo un montón de cosas más que no sé definir. oigo a la gente que dice que hay que dejar de pensar. no sé cómo se atreven. quiero decir, cómo osan y cómo se aventuran a intentarlo. para mí nunca fue una opción. jamás. por eso tengo tantas libretas empezadas, tantas notas en el móvil, tantas melodías, tantas ideas. tantas ideas que a veces siento que no existen en el mundo formas suficientes de hacerlas realidad.
compartir todo lo que sentimos como si a la gente le importara, ¿nos debilita? ¿nos fortalece? puede que ni la una ni la otra. de hecho si tengo que inclinarme hacia alguna de las dos, me quedaría en el punto medio. en ese equilibrio que no existe.
es agotadora la necesidad de expresar todo lo que pasa por este busto. sigo sin saber si sirve para algo. y por eso supongo que lo hago sin cesar; porque aun sin utilidad, por alguna inercia cuyo sentido desconozco, quiero hacerlo constantemente. qué difícil detectar lo que uno quiere. más allá de lo que debe, tiene, corresponde, urge, sirve. lo que uno quiere sin más.
yo quise sin más escribir estas palabras a la una y veintidós del veinticinco de abril de dos mil veinte. día cuarenta y uno.
cada uno, en su casa, con su bendita mierda. y dios, como dice mamá, en la de todos.
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