viernes, 10 de julio de 2020

mentira número 179: las tres menos ocho minutos

¿no era esto lo que querías? la vida adulta. la casa sola. los platos en la pila. el té en la mesa. el cigarro por la noche. ¿no era esto? saber quién eres más allá del ruido. dejar de confundir la soledad con la tristeza. parecía sencillo cuando todo lo demás estaba desordenado. cuando había voces por todas partes, colores por todas partes, luces y música; luces y música. quizás era esto, sí. comprar fruta. trabajar en casa. contar dinero. apagar el móvil. resulta que no es tan liberador como parecía. resulta que enfrentarme al silencio no era romántico ni poético; es cotidiano, terrenal, absurdo, mediocre. bello, aún así. callado, como siempre quise. pero dentro nunca está callado. el silencio no llega. releo y releo mis palabras. resuenan en las paredes de mi cráneo, histéricas, deformes, dispares. bellas, aún así.
últimamente no duermo bien. ni siquiera madrugando, ni siquiera cansándome, ni siquiera con ella. últimamente me enfado por cosas por las que creí haberme dejado de enfadar hace mucho tiempo. y vuelvo a sentirme una niña en el pupitre, pendiente de todo, sensible a todo, como en carne viva. pero mucho más cansada. las fotos, las canciones, los amigos; al final todo eso no era tan importante como creí. al final está la casa sola, los platos en la pila, el té en la mesa. el reloj del salón, los aspersores, los mosquitos, la lavadora, el verano. siempre el verano llegando como un tsunami que lo desordena todo y lo silencia después.
y es ese silencio. aterrador, definitivo, llano, hondo. sencillo en el fondo.
y yo en el medio.
cansada, enfadada, ansiosa, triste, poderosa, ínfima, desorientada.

en el fondo tengo más sueño del que creo

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