miércoles, 25 de noviembre de 2020

mentira número 182: quién

ustedes no me dejan aferrarme a la rabia. dicen que es vulgar. que debilita.
me apartaron de la rabia porque la elegancia está por encima de todo, y el perdón nos hará libres, como el trabajo en los campos de concentración del III Reich. hace años se llevaron también la misericordia.
sin rabia ni misericordia, siendo además la enajenación un oprobio, todo se convirtió en un intento fallido por sobrevivir a lo que nos desborda. con cafés descafeinados y yoga trivializado, frases de autoayuda que leídas al revés son inducciones al suicidio, canciones que nadie escucha y mentira; mucha mentira.
pero no una mentira despiadada, premeditada, ni siquiera inteligente; sino una mentira a nosotros mismos, hacia nosotros mismos. una pseudometaverdad. esas que huelen peor, que pesan más, que son más feas más insignificantes más benignas en pequeñas dosis, más letales cuando se convierten en credo. 
sin rabia ni misericordia ni verdad al menos me dejarán que señale la tristeza que advierto en los ojos de quien miro, y me mira. silenciosa como un río subterráneo, fundamental como el carbono. tan honda ya que ni siquiera la percibimos, como ese olor que desaparee al acostumbrarnos a él.
sin rabia ni misericordia ni verdad ni alegría, dime quién se salva. 
dime quién querría salvarse.

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