El piano de Birdy empieza a sonar. Y suena adrede, hoy voy a escribir sobre ella. Sobre Val, mi Val, la que hace unos años entró en mi vida de improvisto y la cambió. Ahí empecé a dejar de sentirme sola. Ella es la excepción, mi excepción. Compañía silenciosa. Siempre atenta, al pie del cañón por si hace falta matar mis fantasmas mientras ella libra una batalla particular dentro de su pecho.
En el fondo la admiro. Ella dice que la gusta tener una amiga como yo, que soy diferente. Qué ingenua es, apenas de se da cuenta de que yo no sería ni la mitad de lo que soy, sin ella. Sin sus ojos clavados en mí mientras toco la guitarra. Adoro hacer música para ella, siento que es la única que la escucha como yo quiero, con el corazón.
A veces no me doy cuenta, pero soy muy afortunada de tenerla ahí. Tumbada en mi cama, simplemente quieta. Me siento segura cuando ella aparece en mis pupilas. Me da igual lo terrible que sea el amor, si ella nunca deja de sostenerme la mano.
Compañera de faenas y de canciones, no te puedes ir nunca.
Camino contigo.
"muchachas con el rostro hacia las nubes para que el chaparrón borre por fin las lágrimas" -M. Benedetti
sábado, 31 de agosto de 2013
viernes, 30 de agosto de 2013
Mentira número 96: ¿Buenas? noches
Estas charlas con Noah siempre hacen mucho bien aquí dentro. La echaba de menos, echaba de menos la forma dulce con la que me rodea la nuca y acaricia mis manos, echaba de menos cómo me escucha y cómo intenta decir las cosas que más duelen con la mayor suavidad posible.
Aunque la suavidad le da igual a un corazón roto. Pensé, ingenua, que hablar de él me ayudaría a aclararme un poco, pero sólo consigue remover los trozos de un corazón esparcidos por el suelo sin obtener nada de provecho. Él se ha ido, y me ha roto el corazón. Y no hay nada que pueda cambiar eso ahora.
A ella me encanta verla feliz. Y como una parte de mí siempre ha estado reflejada en sus ojos, me gusta imaginarme que algún día yo estaré feliz también con alguien que consiga arreglarme el destrozo del lazo izquierdo de mi pecho.
Aunque sinceramente, calma mucho saber que aunque el cora' -como diría Meow- esté hecho polvo, aquí arriba todo está bien. Desordenado, en un caos inmundo, enredado y sucio. Pero bien, al fin y al cabo, que es lo que cuenta.
A pesar de ello esta noche me pincha algo aquí en el estómago. En fin, me voy a que los libros pongan almohadillas ahí donde las personas no saben ni que pinchan los picos de mis pájaros.
Aunque la suavidad le da igual a un corazón roto. Pensé, ingenua, que hablar de él me ayudaría a aclararme un poco, pero sólo consigue remover los trozos de un corazón esparcidos por el suelo sin obtener nada de provecho. Él se ha ido, y me ha roto el corazón. Y no hay nada que pueda cambiar eso ahora.
A ella me encanta verla feliz. Y como una parte de mí siempre ha estado reflejada en sus ojos, me gusta imaginarme que algún día yo estaré feliz también con alguien que consiga arreglarme el destrozo del lazo izquierdo de mi pecho.
Aunque sinceramente, calma mucho saber que aunque el cora' -como diría Meow- esté hecho polvo, aquí arriba todo está bien. Desordenado, en un caos inmundo, enredado y sucio. Pero bien, al fin y al cabo, que es lo que cuenta.
A pesar de ello esta noche me pincha algo aquí en el estómago. En fin, me voy a que los libros pongan almohadillas ahí donde las personas no saben ni que pinchan los picos de mis pájaros.
jueves, 29 de agosto de 2013
Mentira número 95: Mentalmente inestable
No sé muy bien qué hago aquí. Son las cuatro de la tarde, y he venido a buscar la inspiración a un Madrid suburbial. Con un cigarro en la mano y sentada en una acera cualquiera; menudo cuadro.Necesitaba estar sola. Desde que he llegado aquí no he podido estarlo apenas, y la compañía no termina de agradarme (ni siquiera me gusta fumar).No sé muy bien qué hago aquí. Tirada en la calle, aunque no sólo eso. No sé muy bien qué hago en Madrid. Estoy en un limbo existencial, y es una mierda. Entre una vida y otra no hay nada.No sé muy bien qué hago aquí. Me da igual qué cojones estoy escribiendo. Me da igual todo en este momento.
miércoles, 28 de agosto de 2013
Mentira número 94: Soulmate
Su mirada se perdía en el horizonte de su cabeza mientras empezaba a llorar el cielo de un Madrid en verano -y en pelea con el invierno-. Me fascina perderme en la inmensidad de sus entrañas mientras descubro poco a poco de qué está hecha. Jamás imaginé que una galaxia entera podía caber dentro de una sola persona. Las palabras brotaban de mis labios a borbotones, supongo que eso es lo que ocurre cuando no soportas ver cómo el pájaro más bonito del mundo se rompe. Pero entonces brotaba se sus labios una efímera sonrisa y yo volvía a vivir por un segundo en el cálido resplandor de sus pupilas. Tiraba constantemente de las mangas de su sudadera para que cubrieran por completo sus manos. Se parece tanto a mí..,
Se parece tanto a mí que estar con ella es como estar con una parte de mi alma que por alguna razón que desconozco se perdió en la inmensidad del azar para acabar formando el alma de otra persona diferente. Y aún no concibo el hecho de haberla encontrado tan cerca de mí.
Pocas personas me hacen sentir tan libre.
Siempre será un placer volar contigo.
martes, 27 de agosto de 2013
Mentira número 93: A últimos
Después de tanto tiempo dándole vueltas ahí arriba, me he decidido por escribir sobre ti. Hay pocas cosas en el mundo que me tengo que pensar antes de poder plasmarlas. Aquí tenemos un punto más a tu favor -en mi contra-.
He leído tu carta hoy. ¿Sabes? Ayer pensé en quemarla. Pero no me quiero deshacer de tu recuerdo. Debo ser masoquista, o simplemente imbécil. O quizás me enamoré de ti -y esa es la más disparatada de todas las opciones habidas, te lo garantizo-. Por un estúpido momento antes de sentarme a leerla pensé que conseguiría no derramar ni una sola lágrima por ti, porque sé perfectamente que no te lo mereces. Pero he empezado a llorar en el momento en el que la he vuelto a doblar para dejarla entre mis libros; esa carta no verá la luz en mucho tiempo -hasta que la herida esté curada-.
Pienso en ti y todo se desmorona. Quisiera poder sacar una idea clara de todo lo que pasó, pero me es imposible. Todo ha pasado y yo sigo sin comprender qué pasó entre nosotros. Qué te pasó a ti. Qué ocurrió en tu cabeza para que de repente decidieras borrar todos los recuerdos que tanto nos costó fabricar, y cuidar, y limpiar, y seguir. Por qué. No paro de preguntarme por qué me odias ahora. Por qué te fuiste así y, por si fuera poco dejarme rota, decidiste volver a rematar-me-, y me tiraste a la cara todo lo que juntos construimos un día. No sé quién eres ahora, y en el fondo de mi corazón aún marcado por tus uñas es como si hubieras muerto. Al fin y al cabo la persona a la que se lo di todo realmente sí ha muerto, y ni siquiera me pude despedir de ella. Decirla que todo era falso, que se estaba quitando de en medio por causa de algo que no era real. Jamás fue real, y ahora me pregunto si lo fue todo lo que vivimos.
Rotundamente me opongo a tirar a la basura dos de los años más maravillosos de mi corta vida. Me encantaría saber si tú has tirado a la basura mi carta. Y nuestra fotografía. Y nuestras tardes en tu colchón. Me encantaría poder adivinar si has tirado a la basura todo lo que conseguiste hacerme.
Joder, pensé que escribir todo lo que siento conseguiría hacer que entienda un poco mejor lo ocurrido, pero hasta ahora estoy consiguiendo todo lo contrario. Y me desgarra saber que no hay nada, que yo pueda hacer para cambiarlo.
Me queda -y me quema- tu recuerdo que ahora es humo, y mirar cuando nos crucemos los ojos vacíos del que fue mis ganas de comerme el mundo, y con él, tus labios -a los que jamás olvidaré, por cierto-.
Y me queda también el saber que en lo más hondo de ti, no te arrepientes de haberme dejado ver cómo eras por dentro, y a qué olían tus abrazos, y cuál era el tacto de tu colchón.
Y me queda la certeza de que, entre todas las rosas que deshojaste, yo fui y seré, la única espina que se te clavó.
domingo, 25 de agosto de 2013
Mentira número 92: Lo mejor que sé
Cada palabra que escribe hace que me rompa un poquito más por dentro. No puedo soportar verla así, juro que no puedo. Y no puedo por la sencilla razón de que sé qué siente ahora mismo. Sé cómo duele porque ya dolió antes en mí, y sé por eso que no hay dolor más desgarrador e inhumano. Sin lugar a exageraciones, ella se muere por dentro.
Escúchame gatito, sé cómo te sientes. Ahora no te servirá de nada leer esto, pero siento que necesitaba decírtelo porque una parte de mí se muere contigo. No es esto una petición de que te salves para salvar así esa parte de mí, no he venido aquí a pedirte nada. Simplemente yo agonicé hace unos meses como lo haces tú ahora. Simplemente yo ahora desvío mi vuelo del tuyo y te dejo sola para que mueras en paz, porque sé que nadie podrá salvarte. Sé que el abismo es insalvable.
Pero mírame, yo resucité. Ave Fénix, ¿recuerdas?
Muere lo mejor que puedas.
Y cuando resucites yo estaré allí para abrazarte.
Todo esto acabará, te lo prometo.
Estoy aquí. Vuelo a distancia, pero siempre a tu lado.
Siempre volaré a tu lado.
Escúchame gatito, sé cómo te sientes. Ahora no te servirá de nada leer esto, pero siento que necesitaba decírtelo porque una parte de mí se muere contigo. No es esto una petición de que te salves para salvar así esa parte de mí, no he venido aquí a pedirte nada. Simplemente yo agonicé hace unos meses como lo haces tú ahora. Simplemente yo ahora desvío mi vuelo del tuyo y te dejo sola para que mueras en paz, porque sé que nadie podrá salvarte. Sé que el abismo es insalvable.
Pero mírame, yo resucité. Ave Fénix, ¿recuerdas?
Muere lo mejor que puedas.
Y cuando resucites yo estaré allí para abrazarte.
Todo esto acabará, te lo prometo.
Estoy aquí. Vuelo a distancia, pero siempre a tu lado.
Siempre volaré a tu lado.
Mentira número 91: Madrz.
Mañana parto hacia Madrid, aunque bien cierto es que parte de mí ya se encuentra en la ciudad. Me siento como con ganas de estrenar allí lo nuevo que he ido fabricando de mí durante este mes sin pisar la capital. Sé que no son pocas las cosas a las que me tendré que enfrentar, pero por una vez siento que tengo fuerzas para todo.
Tras meses queriendo huir de allí, y por una vez, ansío llegar a casa._________________________________________________________________________________
Pies en tierra conocida. Cabeza en un mundo paralelo, como siempre -hay cosas que jamás cambiarán-. Aunque algo sí ha cambiado aquí dentro. Desintoxicada, esa es la palabra. Vacía de veneno, vacía como no había estado nunca. Todo empieza ahora, he resucitado de una muerte que no me soltó en meses. Pero me libré de sus garras en cuanto comprendí que la única que podía salvarme, era yo.
Madrid por su parte me recibe con los brazos abiertos y un millón de cosas que hacer. La primera no podía haber sido más completa. Mi pequeña ruvia me ayuda con cada tarde a tener cada día más claro quiénes vuelan conmigo. Ella nunca falla. Ella se sienta en al banco de siempre, en el parque de siempre, y habla por los codos y me escucha por los ojos. Me hace sentir bien. Me sonríe al corazón, y me gusta.
Por otra parte una parte de mí se ha teñido de una preocupación gris y grave. Mi pajarillo parece no dar señales de vida y eso me inquieta. Cuando parece que la conozco un poco, me encuentro ante una fachada inaccesible que no sé cómo penetrar. Si supiera qué hacer para ayudarla, cómo actuar. Si tuviera una mísera pista.
Madrid por su parte se duerme conmigo. Rastros de felicidad entre las puntas abiertas de mi pelo, piel dorada y ojos grises. El mar inundando la pupila y el alma. Cuadernos llenos de letras impregnadas de mis suspiros.
Todo, todo mío y para mí.
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