sábado, 31 de agosto de 2013

Mentira número 97: Mon amour

El piano de Birdy empieza a sonar. Y suena adrede, hoy voy a escribir sobre ella. Sobre Val, mi Val, la que hace unos años entró en mi vida de improvisto y la cambió. Ahí empecé a dejar de sentirme sola. Ella es la excepción, mi excepción. Compañía silenciosa. Siempre atenta, al pie del cañón por si hace falta matar mis fantasmas mientras ella libra una batalla particular dentro de su pecho.
En el fondo la admiro. Ella dice que la gusta tener una amiga como yo, que soy diferente. Qué ingenua es, apenas de se da cuenta de que yo no sería ni la mitad de lo que soy, sin ella. Sin sus ojos clavados en mí mientras toco la guitarra. Adoro hacer música para ella, siento que es la única que la escucha como yo quiero, con el corazón.
A veces no me doy cuenta, pero soy muy afortunada de tenerla ahí. Tumbada en mi cama, simplemente quieta. Me siento segura cuando ella aparece en mis pupilas. Me da igual lo terrible que sea el amor, si ella nunca deja de sostenerme la mano.
Compañera de faenas y de canciones, no te puedes ir nunca.
Camino contigo.

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