Mañana parto hacia Madrid, aunque bien cierto es que parte de mí ya se encuentra en la ciudad. Me siento como con ganas de estrenar allí lo nuevo que he ido fabricando de mí durante este mes sin pisar la capital. Sé que no son pocas las cosas a las que me tendré que enfrentar, pero por una vez siento que tengo fuerzas para todo.
Tras meses queriendo huir de allí, y por una vez, ansío llegar a casa._________________________________________________________________________________
Pies en tierra conocida. Cabeza en un mundo paralelo, como siempre -hay cosas que jamás cambiarán-. Aunque algo sí ha cambiado aquí dentro. Desintoxicada, esa es la palabra. Vacía de veneno, vacía como no había estado nunca. Todo empieza ahora, he resucitado de una muerte que no me soltó en meses. Pero me libré de sus garras en cuanto comprendí que la única que podía salvarme, era yo.
Madrid por su parte me recibe con los brazos abiertos y un millón de cosas que hacer. La primera no podía haber sido más completa. Mi pequeña ruvia me ayuda con cada tarde a tener cada día más claro quiénes vuelan conmigo. Ella nunca falla. Ella se sienta en al banco de siempre, en el parque de siempre, y habla por los codos y me escucha por los ojos. Me hace sentir bien. Me sonríe al corazón, y me gusta.
Por otra parte una parte de mí se ha teñido de una preocupación gris y grave. Mi pajarillo parece no dar señales de vida y eso me inquieta. Cuando parece que la conozco un poco, me encuentro ante una fachada inaccesible que no sé cómo penetrar. Si supiera qué hacer para ayudarla, cómo actuar. Si tuviera una mísera pista.
Madrid por su parte se duerme conmigo. Rastros de felicidad entre las puntas abiertas de mi pelo, piel dorada y ojos grises. El mar inundando la pupila y el alma. Cuadernos llenos de letras impregnadas de mis suspiros.
Todo, todo mío y para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario