lunes, 4 de noviembre de 2013

Número 124: Arrebato

Mil novecientos noventa y cuatro.
Extremoduro graba su primer disco. Tú en tu casa, nosotros en la hoguera, posteriormente titulado Rock Transgresivo.
Diecinueve años después una muchacha cualquiera acaba entre los sonidos de sus canciones, buscando quizás la hostilidad y la rabia que, reflejadas en los acordes de una sucia guitarra, calman inexplicablemente la mente de una persona que siente más de lo que puede abarcar.
Y eso quema. Últimamente todo sólo quema, de una manera que hechiza el pecho de esa muchacha cualquiera. El invierno la acompaña en sus interminables noches; lo mejor de todo es que ésta es la única estación en la que ella se baja, porque el frío siempre la hizo sentirse acompañada. Por eso, a partir de octubre y hasta febrero, ella nunca se sentía sola, porque incluso en la más helada soledad, un gélido abrazo cautivaba sus entrañas, en una complicidad sentida y pura.
A saber cómo ha acabado esa muchacha cualquiera escuchando un duro rock urbano de mil novecientos noventa y cuatro. A saber cómo detrás de esos ojos azules y esa sonrisa sencilla se esconde la mente posiblemente con más escombros y escarcha a ocho -sí, ocho- kilómetros a la redonda.
Pero ella viste un gorro de lana y una chaqueta vaquera de segunda, quizás quinta mano, y sale a la calle a besarse con el frío a pesar de miradas sorprendidas ante tanta vulgaridad.

Ella continúa porque no la quedan más cojones.

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