Lunes. Toda la semana por delante, y yo sin saber con qué energía voy a afrontarla. Porque no tengo. Hoy no. Hoy no me sale sonreír. Estoy derrotada. Y mi agenda repleta de exámenes, que parece burlarse de mí, me dice que no voy a poder tomarme un respiro hasta dentro de dos semanas. Dos semanas.
Y llega la pregunta mágica. "¿Qué te pasa?". He respondido tantas veces a esa pregunta de la misma forma que la gente empieza a dudar de mi palabra. Ellas se preocupan, él se preocupa, convencidos de que hay algo más, tiene que haber algo más. Pero es eso lo que me pasa. Sencillo y arrollador. Y, sinceramente, doy mil gracias de que sea sólo eso. Sólo, relativamente. "Estoy cansada". Y todo lo que ello implica, que no es poco.
Me espera una mierda de semana. No, tengo una mierda de energía para afrontar la semana que me espera. En fin, poco puedo hacer yo (¿En serio?) más que seguir avanzando. Desgastada, perdida y dando tumbos... pero avanzando. Siempre avanzando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario