"muchachas con el rostro hacia las nubes para que el chaparrón borre por fin las lágrimas" -M. Benedetti
miércoles, 6 de febrero de 2013
Mentira número 5: Viviendo deprisa.
Después de alejar de mí todo tipo de aparatos electrónicos, me tumbo despacio en la cama, y subo la manta hasta mi cuello, manteniendo las manos debajo de ella. Cierro los ojos casi sin darme cuenta, y relajo todo mi cuerpo a la vez. No pienso en nada mientras dejo que la fiebre suba. Por fin. Por fin tengo tiempo para descansar, aunque eso implique un malestar físico que durará un par de días. No voy a clase, y me quejo, pero en el fondo sé que necesitaba este descanso. Y es que, vivimos tan deprisa... Vivimos tan deprisa que a veces el cuerpo, con razón, se queja. Nos obliga a parar, por nuestro bien, por el suyo. A veces pensamos que un día en cama ya es suficiente, pero al poner un pie en el suelo e intentar levantarte sientes como te empiezan a apretar las sienes y parece que tus ojos van a salirse de sus órbitas. Y es como si pudieras oír esa voz dentro de tu cabeza diciéndote '¿A dónde vas? Vuelve a la cama, y sigue descansando'. Y eso hago. Y eso haré hasta sentirme otra vez llena de energía. De fuerza.
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