Para la mayoría de la gente, llegar a casa después del instituto significa descansar. Para mí, hoy, no. Para mí hoy significa volver a la carga, y empezar esa guerra fría que tan poco me gusta.
'Estás todo el día con el ordenador', me suelen decir mis padres. Quizás, es porque así, me puedo evadir un poco de todo lo que me rodea. Puedo crear un mundo a mi antojo. Mi mundo. Puedo decir todo lo que pienso, sin miedo. Y puedo soñar. Cosa que, últimamente, me hace mucha falta.
Una madre siempre se dará cuenta en el instante en el que te mira los ojos si te pasa algo. Y aunque al principio me hago la dura, siempre termino contándola cómo me siento. Y lloro. Y me desahogo.
'Últimamente no estás bien, no te veo bien del todo, no eres tú misma'. Y que lo digas. Obviamente siempre hay un motivo, pero no es normal que todo me afecte tanto. ¿Sabéis? A veces desearía ser de acero. Imperturbable. Fría, como el hielo. Pero no puedo, no sé. Soy cristal. Puro cristal.
Mi madre se preocupa, con la idea de que me pasa algo que no la he contado. Ojalá. Ojalá todo esto tuviera un motivo sólido como base. Pero no, no lo hay, y no os imagináis lo muchísimo que quema eso de no estar del todo bien, y no saber el motivo. Y no poder solucionarlo.
Supongo que es eso que tanto oigo últimamente. 'Adolescencia'. Supongo que son las hormonas, o Febrero. Supongo que todo esto se me pasará, y volveré a ser la de siempre. Supongo... y espero.
'(...)y no os imagináis lo muchísimo que quema eso de no estar del todo bien, y no saber el motivo' aunque a veces sabes el motivo, pero creas una coraza para salvaguardar el alma de él.
ResponderEliminarOjalá fuera el caso.
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