Una pieza del más clásico de los pianos, y una mente que se muere por escapar. Poco ha bastado para crear una pequeña obra de arte, mejor o peor a criterio individual. Pero, sea como fuere, liberarse -delirar- de esta forma es lo mejor que he podido hacer hoy. Pocas veces nos paramos a conectar con nosotros mismos. Así nos pasa, que luego lo hacemos y... Éxtasis. Nos sorprendemos de lo que nuestra pequeña cabeza puede crear, quizás nos falte explorarnos un poquito más por dentro.
Y ahora, un clima de absoluta tranquilidad flota entre las cuatro paredes de mi habitación. Yo en la cama, la noche en mi ventana y esa luz que me enamora. Tranquilidad cargada de emociones que creo por hoy, ya han sido suficientemente analizadas.
Ésta pequeña mentirosa se acuesta algo más libre que ayer pero menos que mañana. Aunque... de algo sospecho. Demasiada tranquilidad -relativa tranquilidad- demasiados días seguidos.
Odio esta actitud pero... creo que una enorme nube gris se cierne sobre este cielo cian.
"muchachas con el rostro hacia las nubes para que el chaparrón borre por fin las lágrimas" -M. Benedetti
martes, 30 de abril de 2013
domingo, 28 de abril de 2013
Mentira número 48: Domingueros
Aún el corazón me palpita en la cabeza, pero ha merecido la pena. Quizás a veces, cuando estás agotada, lo mejor es apurar la energía para después poder recargarla por completo.
Y sí, una vez más y como siempre, me dejé todo en ese suelo. Dejé mi semana de mierda, dejé todas las tensiones y dejé todas las lágrimas. Música ensordecedora, gente alrededor dejándose la piel como yo, sudor mientras desgarras tu voz, risas y abrazos con ellos, saltar, respirar, huir. Creo, que lo necesitaba.
Ahora estoy pagando las consecuencias y no sólo de la noche de ayer, si no de toda la semana. Mi cuerpo una vez más me ordena parar, y espero que este domingo entre sábanas halla sido suficiente.
Ajenos a mi persona los meses pasan y, en un suspiro, ya estamos en Mayo, aunque la primavera no parece de acuerdo en instalarse todavía -que no me quejo-. Futuro, planes, expectativas y yo, en medio, rodeada de gente corriendo hacia mil direcciones, gritándoles que paren. Pero no paran. El tiempo no para, los segundos se escapan sin que apenas me de tiempo a mirarlos si quiera. Pero lo bueno es, que una se acaba acostumbrando.
Y sí, una vez más y como siempre, me dejé todo en ese suelo. Dejé mi semana de mierda, dejé todas las tensiones y dejé todas las lágrimas. Música ensordecedora, gente alrededor dejándose la piel como yo, sudor mientras desgarras tu voz, risas y abrazos con ellos, saltar, respirar, huir. Creo, que lo necesitaba.
Ahora estoy pagando las consecuencias y no sólo de la noche de ayer, si no de toda la semana. Mi cuerpo una vez más me ordena parar, y espero que este domingo entre sábanas halla sido suficiente.
Ajenos a mi persona los meses pasan y, en un suspiro, ya estamos en Mayo, aunque la primavera no parece de acuerdo en instalarse todavía -que no me quejo-. Futuro, planes, expectativas y yo, en medio, rodeada de gente corriendo hacia mil direcciones, gritándoles que paren. Pero no paran. El tiempo no para, los segundos se escapan sin que apenas me de tiempo a mirarlos si quiera. Pero lo bueno es, que una se acaba acostumbrando.
jueves, 25 de abril de 2013
Mentira número 47: Amélie
En un día como hoy es difícil empezar a escribir. Quieren salir demasiadas cosas y todas lo intentan hacer a la vez, por lo que se produce un cúmulo de pensamientos en mis dedos que se niegan a organizarse. Y así es muy, muy difícil que salgan las palabras. Pero, bien, ya hemos empezado, así que sigamos. Seguir, seguir. Qué palabra tan bonita, y tan arrolladora.
Los días pasan, y se amontonan. No esperan, y me arrollan, me pisotean y me dejan así, como estoy ahora; débil. Sin apenas fuerzas y sin saber muy bien cómo levantarme y hacia qué dirección seguir. A la de siempre, supongo.
Recuerdo aquella hora con Meow en aquel parque. Me contaba cómo estaba viviendo ella ese segundo de bachillerato, me decía cómo se sentía.
-Es como estar todo el tiempo aquí.- me dijo, colocando la mano a unos centímetros del suelo, paralela a éste- Es que la mínima tontería te afecta demasiado.
Exactamente así me siento yo ahora. Vulnerable, y no lo soporto, aunque por una parte me gusta. Me gusta ser de papel, aunque sólo sea por unos días, me gusta porque teniendo los sentimientos a flor de piel es más fácil sacarlos, y es más fácil crear. Crear arte.
Es un constante no se qué me pasa, que me consume. Pero estoy bien así. Quizás a veces no venga mal ser un poquito frágil, para aprender a afrontar las cosas cuando apenas se tienen fuerzas.
No, no estoy mal. Estoy perdida. Estoy con lágrimas en los ojos constantemente, y con una sonrisa permanente. Contradictorio. Como todo lo que siento ahora. Sí. No. Blanco, negro. Día. Y noche.
El piano de Yann Tiersen me absorbe. Es difícil crear un mundo absolutamente íntimo cuando todo el mundo de alrededor anda con prisas; pero para eso estamos los artistas, ¿no?
Siento si ésta entrada carece de sentido, pero eso es lo que soy hoy.
Un cúmulo de sin sentidos que poco a poco van creando esta persona, quizás diferente o quizás aburrida de ser igual que todos.
Y una vez más recurriré a ellos. A los únicos que no me han mentido nunca.
A mis ojos.
Los días pasan, y se amontonan. No esperan, y me arrollan, me pisotean y me dejan así, como estoy ahora; débil. Sin apenas fuerzas y sin saber muy bien cómo levantarme y hacia qué dirección seguir. A la de siempre, supongo.
Recuerdo aquella hora con Meow en aquel parque. Me contaba cómo estaba viviendo ella ese segundo de bachillerato, me decía cómo se sentía.
-Es como estar todo el tiempo aquí.- me dijo, colocando la mano a unos centímetros del suelo, paralela a éste- Es que la mínima tontería te afecta demasiado.
Exactamente así me siento yo ahora. Vulnerable, y no lo soporto, aunque por una parte me gusta. Me gusta ser de papel, aunque sólo sea por unos días, me gusta porque teniendo los sentimientos a flor de piel es más fácil sacarlos, y es más fácil crear. Crear arte.
Es un constante no se qué me pasa, que me consume. Pero estoy bien así. Quizás a veces no venga mal ser un poquito frágil, para aprender a afrontar las cosas cuando apenas se tienen fuerzas.
No, no estoy mal. Estoy perdida. Estoy con lágrimas en los ojos constantemente, y con una sonrisa permanente. Contradictorio. Como todo lo que siento ahora. Sí. No. Blanco, negro. Día. Y noche.
El piano de Yann Tiersen me absorbe. Es difícil crear un mundo absolutamente íntimo cuando todo el mundo de alrededor anda con prisas; pero para eso estamos los artistas, ¿no?
Siento si ésta entrada carece de sentido, pero eso es lo que soy hoy.
Un cúmulo de sin sentidos que poco a poco van creando esta persona, quizás diferente o quizás aburrida de ser igual que todos.
Y una vez más recurriré a ellos. A los únicos que no me han mentido nunca.
A mis ojos.
miércoles, 24 de abril de 2013
Mentira número 46: Low battery
No tener cosas que hacer es preocupante. Tener pocas cosas que hacer puede ser aburrido. Tener cosas que hacer es normal, tener bastantes es entretenido... pero tener demasiadas es insoportable.
Se habla del estrés de cursos mayores, se habla del estrés de carreras y en la vida laboral, pero sé que ese estrés -que parte está dentro de mí- también está presente en mi vida. Sí, esa vida "fácil" y aburrida. Total, ¿qué es cuarto de la E.S.O? Poca cosa. Pero, ¿y si a eso le sumamos actividades extraescolares que consumen las tardes más rápido que un cigarro, mil actividades y mil implicaciones en mil cosas diferentes, más una última evaluación, de esas, agotadoras?
Pues el resultado soy yo llorando de puro cansancio. Es el ahogado "¿Podré con todo?" que no deja de atormentarme. Pero me da que aquí empieza mi lucha por mi futuro -en varios aspectos- y tened claro que la voy a ganar. A veces me pregunto si debería hacer como ellos, y rendirme. Pero entonces recuerdo que no soy como ellos. Que yo puedo con todo lo que me echen. Con todo.
Las personas ayudan, aunque no son de piedra -a veces incluso parecen ser de cristal-, y también se agotan, también se consumen. Pero están ahí, y me puedo apoyar en ellas.
Después de una tarde poco productiva pero necesaria me voy a dormir. Hoy sí, hoy me merezco todas las horas de sueño del mundo.
Buenas noches, pequeños mentirosos.
Se habla del estrés de cursos mayores, se habla del estrés de carreras y en la vida laboral, pero sé que ese estrés -que parte está dentro de mí- también está presente en mi vida. Sí, esa vida "fácil" y aburrida. Total, ¿qué es cuarto de la E.S.O? Poca cosa. Pero, ¿y si a eso le sumamos actividades extraescolares que consumen las tardes más rápido que un cigarro, mil actividades y mil implicaciones en mil cosas diferentes, más una última evaluación, de esas, agotadoras?
Pues el resultado soy yo llorando de puro cansancio. Es el ahogado "¿Podré con todo?" que no deja de atormentarme. Pero me da que aquí empieza mi lucha por mi futuro -en varios aspectos- y tened claro que la voy a ganar. A veces me pregunto si debería hacer como ellos, y rendirme. Pero entonces recuerdo que no soy como ellos. Que yo puedo con todo lo que me echen. Con todo.
Las personas ayudan, aunque no son de piedra -a veces incluso parecen ser de cristal-, y también se agotan, también se consumen. Pero están ahí, y me puedo apoyar en ellas.
Después de una tarde poco productiva pero necesaria me voy a dormir. Hoy sí, hoy me merezco todas las horas de sueño del mundo.
Buenas noches, pequeños mentirosos.
lunes, 22 de abril de 2013
Mentira número 45: I can look at the stars
A veces, es tan fuerte el vínculo que tenemos con una persona, que sentimos como cualquier daño que pueda sufrir abre una pequeña herida en nosotros mismos.
Y se me caía el alma al suelo viéndola llorar hecha un ovillo en esa cama, ahogada en ese llanto desesperado, como muy pocas veces la he visto en mi vida.
Aunque confío en ella siento que hay algo que no me termina de desvelar, y por mucho que mi imaginación sea amplia, necesito que me lo cuente para poderla ayudar. O simplemente para saber qué la ocurre, y dejar de sentirme tan impotente.
A pesar de este "pequeño" incidente de última hora, este lunes parece haber decidido sorprenderme -y, singularmente, para bien-. No sé, no sé si es la primavera o esta bipolaridad relativa, pero siento que algo ha cambiado aquí dentro. O más bien ahí fuera. O, quién sabe.
En fin, una vez más y por mucho que me pese, sólo queda esperar. Porque, sé mejor que nadie, que en cuestión de segundos, lo que parecía ser una buena semana puede dar un giro de ciento ochenta grados.
Y se me caía el alma al suelo viéndola llorar hecha un ovillo en esa cama, ahogada en ese llanto desesperado, como muy pocas veces la he visto en mi vida.
Aunque confío en ella siento que hay algo que no me termina de desvelar, y por mucho que mi imaginación sea amplia, necesito que me lo cuente para poderla ayudar. O simplemente para saber qué la ocurre, y dejar de sentirme tan impotente.
A pesar de este "pequeño" incidente de última hora, este lunes parece haber decidido sorprenderme -y, singularmente, para bien-. No sé, no sé si es la primavera o esta bipolaridad relativa, pero siento que algo ha cambiado aquí dentro. O más bien ahí fuera. O, quién sabe.
En fin, una vez más y por mucho que me pese, sólo queda esperar. Porque, sé mejor que nadie, que en cuestión de segundos, lo que parecía ser una buena semana puede dar un giro de ciento ochenta grados.
domingo, 21 de abril de 2013
Mentira número 44: No one is as lucky as us
A veces me doy cuenta de que normalmente sólo escribo cuando no estoy bien. Y, ¿por qué? ¿Por qué no escribir más a menudo lo bueno? Quizás al leerlo vuelvan a aflorar esos sentimientos que sentimos cuando lo escribimos, y quizás nos ayude. Escribamos, pues.
Escribamos que ahora me siento feliz. Escribamos que siento que puedo ayudar a la gente, bien sea con mis palabras o bien sea con mi simple voz, bien sea con una sonrisa o con palabras duras, de esas que se clavan. Escribamos que ha sido un fin de semana casi inmejorable, escribamos que me acuesto con algo dentro que me dice y me repite "Lo estás haciendo bien". Escribamos que una tarde como la de hoy hace que mis dudas se disipen y dejen lugar a un claro "Sí." Escribamos que las quiero, que son las mejores amigas que puedo tener a mi lado. Escribamos que él está lejos, pero en apenas dos semanas vendrá y podré abrazarle, por fin.
Pero sobre todas las cosas del mundo, escribamos. Y leamos, leamos y recordemos que en medio de este caos, hemos sido y podemos ser tremendamente felices.
Escribamos que ahora me siento feliz. Escribamos que siento que puedo ayudar a la gente, bien sea con mis palabras o bien sea con mi simple voz, bien sea con una sonrisa o con palabras duras, de esas que se clavan. Escribamos que ha sido un fin de semana casi inmejorable, escribamos que me acuesto con algo dentro que me dice y me repite "Lo estás haciendo bien". Escribamos que una tarde como la de hoy hace que mis dudas se disipen y dejen lugar a un claro "Sí." Escribamos que las quiero, que son las mejores amigas que puedo tener a mi lado. Escribamos que él está lejos, pero en apenas dos semanas vendrá y podré abrazarle, por fin.
Pero sobre todas las cosas del mundo, escribamos. Y leamos, leamos y recordemos que en medio de este caos, hemos sido y podemos ser tremendamente felices.
sábado, 20 de abril de 2013
Mentira número 43: Meow
Hay días en los que ese vacío permanente que ya forma parte de mí es un poco menos profundo. Incluso hay segundos en los que siento que desaparece.
Vómito de palabras. Hoy he decidido seguir un consejo, y voy a escribir exactamente lo que me venga a la cabeza. Sin pretender maquillar las palabras. Tan sólo yo, mi cabeza en estado puro. Sí, es misma cabeza que alberga todos los pensamientos que se amontonan y se enredan. Esa misma que se contradice y se tortura, esa misma que a veces estimula mis sentidos más que la pura droga.
Esa que hoy, se acuesta con un pensamiento que de entre todos reluce: ....
Mierda. Lo tengo, tengo ese pensamiento pero no sé cómo llamarlo. No existe una palabra que lo describa y soy incapaz de plasmarlo. Ni quiero. Como diría Meow, ésto se queda para mí. Sólo mío.
Ay, Meow. Apenas te conozco y mira. Mira, mira cómo has hecho que me desnude emocionalmente durante una hora y deje al completo descubierto los cimientos de mi persona. Ay, Meow, Meow. Cuánto, cuantísimo me has regalado hoy.
Pero toca salir de este pequeño recoveco de mí y coger ese teléfono. Otra discusión, otra vez coger aire y tener que entender que él no está bien. Pero ¿hasta qué punto? ¿Hasta dónde entiendo, hasta dónde tengo que llegar? Yo también me canso. Puede que lo mío no sean razones de peso, pero a veces pesan más que cualquier otra. Sin fuerzas para afrontar otra vez una conversación tan devastadora como la que me espera, así me encuentro ahora mismo. Pero podré con ello.
Lo que no sé, es a qué precio.
Vómito de palabras. Hoy he decidido seguir un consejo, y voy a escribir exactamente lo que me venga a la cabeza. Sin pretender maquillar las palabras. Tan sólo yo, mi cabeza en estado puro. Sí, es misma cabeza que alberga todos los pensamientos que se amontonan y se enredan. Esa misma que se contradice y se tortura, esa misma que a veces estimula mis sentidos más que la pura droga.
Esa que hoy, se acuesta con un pensamiento que de entre todos reluce: ....
Mierda. Lo tengo, tengo ese pensamiento pero no sé cómo llamarlo. No existe una palabra que lo describa y soy incapaz de plasmarlo. Ni quiero. Como diría Meow, ésto se queda para mí. Sólo mío.
Ay, Meow. Apenas te conozco y mira. Mira, mira cómo has hecho que me desnude emocionalmente durante una hora y deje al completo descubierto los cimientos de mi persona. Ay, Meow, Meow. Cuánto, cuantísimo me has regalado hoy.
Pero toca salir de este pequeño recoveco de mí y coger ese teléfono. Otra discusión, otra vez coger aire y tener que entender que él no está bien. Pero ¿hasta qué punto? ¿Hasta dónde entiendo, hasta dónde tengo que llegar? Yo también me canso. Puede que lo mío no sean razones de peso, pero a veces pesan más que cualquier otra. Sin fuerzas para afrontar otra vez una conversación tan devastadora como la que me espera, así me encuentro ahora mismo. Pero podré con ello.
Lo que no sé, es a qué precio.
jueves, 18 de abril de 2013
Mentira número 42: Un rayo de luna
"Amaba la soledad porque, en su seno, dando rienda suelta a la imaginación, forjaba un mundo fantástico, habitado por extrañas creaciones, hijas de sus delirios y sus ensueños de poeta; porque él era poeta; tanto, que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado al escribirlos."
Leyendas, El Rayo de Luna.
- Gustavo Adolfo Bécquer.
El buen tiempo ayuda, pero echo de menos la humedad que el cielo gris descargaba sobre Madrid en forma de pequeños frascos de aliento. Sí, por lo visito Bécquer ha hecho mella en mí y mi mente parece haberse vuelto (más) romántica.
Ahora es cuando la fuerza que hay en mí ha de triplicarse para darle un poquito a él; y ésta vez es buena la excusa. Aunque cada vez me lo pone más complicado y yo no estoy segura de si voy a poder soportarlo.
Mientras tanto mi cabeza sigue colándose por cada rincón de mi alma, haciéndome meditar inconscientemente cada hecho; importante o no, los despedazo en miles de elementos cada vez más pequeños y complejos, y no simples, como deberían ser. Y más ahora, con "tantas" decisiones que tomar y tantas decisiones tomadas ya, diferentes, contradictorias y cambiantes.
Cada vez tengo las cosas más claras y eso me beneficia... ¿me beneficia? No lo sé, he dejado de saber cada cosa que me pasa, supongo que ésto es lo que ocurre cuando piensas demasiado.
Aún así las cosas van bien, parecen estar tomando buen rumbo aunque... a ver quién es el valiente que se fía de este rumbo sin sentido.
lunes, 15 de abril de 2013
Mentira número 41: Grises, azules... transparentes.
Mi intuición no suele fallar. Demasiado equilibrio, demasiado bien. Por suerte cada vez noto cómo tengo más armas para escalar cada montaña. Con daños -y sin prejuicios-, pasando y factura y desgastando, pero nada que no se pueda reponer cuando me miro al espejo y me digo: "Estás creciendo". A veces me asusto, no voy a negarlo, a veces llego a un punto de cambio en el que apenas me reconozco... pero entonces miro mis ojos, los únicos que nunca me han mentido y sé nuca lo harán. Miro y recorro hasta el último rincón de mí. Con lágrimas o sin ellas, son como una especie de pasadizo mágico hacia lo más hondo de mí.
Esta noche no me ha hecho falta más que el sincero testimonio de una persona que ha estado al límite de la vida, al filo, de Lo Imposible. Darse cuenta de que, como ella decía "Estamos aquí dos minutos y medio". En otras palabras, la vida es lo que has tardado en leer esta entrada.
Pues no te entretengo más, ve a vivir tu vida.
Vive. Que no se te olvide con las prisas de existir.
Intenta adivinar lo que hay detrás de mis ojos. Intenta ver a través de ellos y te dirán cosas que yo jamás me atrevería a decirte.Pero soy feliz. Veo cómo voy saltando cada bache y cada precipicio, y estoy orgullosa, con el obvio acto de presencia de los errores. Ay, cuánto les debo a los errores.
Esta noche no me ha hecho falta más que el sincero testimonio de una persona que ha estado al límite de la vida, al filo, de Lo Imposible. Darse cuenta de que, como ella decía "Estamos aquí dos minutos y medio". En otras palabras, la vida es lo que has tardado en leer esta entrada.
Pues no te entretengo más, ve a vivir tu vida.
Vive. Que no se te olvide con las prisas de existir.
viernes, 12 de abril de 2013
Mentira número 40: Equilibrio
Parece que tras varios tambaleos (que incluso a veces han terminado en caída), entre los que apenas tenía tiempo de un respiro, este impredecible día a día ha decidido hacer que las cosas vayan bien, aunque a saber por cuánto tiempo. Pero, sea el que sea, pienso disfrutarlo, y exprimir toda la energía que me ofrezca para reponer fuerzas que presiento voy a necesitar, y llenar un poco este vaso.
Me merezco esto, me merezco una tarde de plena tranquilidad, donde el buen rollo fluye sin problemas ni obstáculos, me merezco esta felicidad con él, me merezco esta música y me merezco estar dando todo lo mejor de mí.
Mi cabeza, por supuesto, no para, ni lo hará nunca, pero estoy bien así. Supongo que sin estos pequeños delirios, ésta no sería yo.
Ahora la casa sola, Paramore de fondo y la noche de Madrid, arropada por una buena semana. Y lo que presiento que me espera. Pero, sigamos delirando.
Vacíos en mí que nunca se llenan, luz que rebosa, juventud infinita en mi cabeza. Música, banda sonora en mi vida. Caminar sola, sentir el camino parte de mí, saber llevarlo, al menos ahora. Estrellas y horizontes, sed de absoluta libertad. Soy yo.
Oídme.
Soy yo.
Me merezco esto, me merezco una tarde de plena tranquilidad, donde el buen rollo fluye sin problemas ni obstáculos, me merezco esta felicidad con él, me merezco esta música y me merezco estar dando todo lo mejor de mí.
Mi cabeza, por supuesto, no para, ni lo hará nunca, pero estoy bien así. Supongo que sin estos pequeños delirios, ésta no sería yo.
Ahora la casa sola, Paramore de fondo y la noche de Madrid, arropada por una buena semana. Y lo que presiento que me espera. Pero, sigamos delirando.
Vacíos en mí que nunca se llenan, luz que rebosa, juventud infinita en mi cabeza. Música, banda sonora en mi vida. Caminar sola, sentir el camino parte de mí, saber llevarlo, al menos ahora. Estrellas y horizontes, sed de absoluta libertad. Soy yo.
Oídme.
Soy yo.
martes, 9 de abril de 2013
Mentira número 39: Ámbar
Al fin parece que las cosas han decidido calmarse un poco. Entre nosotras se nota que necesitamos estar bien aunque sea por un tiempo, se nota que precisamos de buenas vibraciones, aunque sólo sea para que, tras viajar por la superficie, rompan en la orilla, como pequeñas olas de agua. Simplemente sentirlas, simplemente llenarnos con algo de su fuerza, simplemente saber que están ahí.
Pero, cómo no, algo tenía que torcerse. El futuro se torna confuso cuando me paro a pensar, y, últimamente, es muy a menudo. Supongo que esos viajes en metro, en los que yo me sumo en mis libros y mi música, en los que el balanceo del vagón me envuelve en un trance mágico e íntimo, supongo que esos viajes de una hora en la que sólo existo yo, dan para mucho. Dan para pensar, pensar, pensar y no parar, visualizar futuros momentos, con futuras personas y en futuras circunstancias. Futuro, futuro todo el rato... para. Estoy aquí, y ahora. Sin pasados, ni tiempos venideros, ni nada. Sólo un presente que huye de mí, y escapa de mis dedos a cada intento de atraparlo; ojalá mi destino sea ese: ser libre.
Con él las cosas parecen ir algo mejor, aunque sigo pensando que somos demasiado diferentes. "Los polos opuestos se atraen", sí, pero no si en el contacto de la atracción no hay comodidad, no si no hay forma de ponerse de acuerdo en cuanto a la forma, en cuanto a la dirección y en cuanto al sentido.
Es todo demasiado difícil, tanto que a veces siento que no puedo soportarlo, que es superior a mis capacidades y a la fuerza de la que ellas precisan.
Ahora escribiría que tan sólo toca esperar a que las cosas dejen de moverse, pero el tiempo me está enseñando que eso no pasará jamás. Que somos como un electrocardiograma: en cuanto deja de haber baches y auges, en cuanto deja de haber crestas y valles, en cuanto deja de haber subidas y bajadas.. deja de haber vida.
Pero, cómo no, algo tenía que torcerse. El futuro se torna confuso cuando me paro a pensar, y, últimamente, es muy a menudo. Supongo que esos viajes en metro, en los que yo me sumo en mis libros y mi música, en los que el balanceo del vagón me envuelve en un trance mágico e íntimo, supongo que esos viajes de una hora en la que sólo existo yo, dan para mucho. Dan para pensar, pensar, pensar y no parar, visualizar futuros momentos, con futuras personas y en futuras circunstancias. Futuro, futuro todo el rato... para. Estoy aquí, y ahora. Sin pasados, ni tiempos venideros, ni nada. Sólo un presente que huye de mí, y escapa de mis dedos a cada intento de atraparlo; ojalá mi destino sea ese: ser libre.
Con él las cosas parecen ir algo mejor, aunque sigo pensando que somos demasiado diferentes. "Los polos opuestos se atraen", sí, pero no si en el contacto de la atracción no hay comodidad, no si no hay forma de ponerse de acuerdo en cuanto a la forma, en cuanto a la dirección y en cuanto al sentido.
Es todo demasiado difícil, tanto que a veces siento que no puedo soportarlo, que es superior a mis capacidades y a la fuerza de la que ellas precisan.
Ahora escribiría que tan sólo toca esperar a que las cosas dejen de moverse, pero el tiempo me está enseñando que eso no pasará jamás. Que somos como un electrocardiograma: en cuanto deja de haber baches y auges, en cuanto deja de haber crestas y valles, en cuanto deja de haber subidas y bajadas.. deja de haber vida.
sábado, 6 de abril de 2013
Mentira número 38: Desorden ordenado
Dicen que después de la tempestad llega la calma. Bendita calma. Una buena tarde coronando una mala semana es como coger aire cuando sales a la superficie después de un rato bajo el agua. Después de esa sensación de angustia, un suspiro.
Y es que los cambios nunca son fáciles. Nunca es fácil descubrir un rincón de ti que jamás habías visto antes. O que jamás habías querido ver. Nunca es fácil darse cuenta de algo y que eso descoloque tu cabeza.
Pero, qué mas da, si esta cabeza ya se ha acostumbrado a este infinito desorden.
Mas la felicidad nunca ha sido ordenada.
Y es que los cambios nunca son fáciles. Nunca es fácil descubrir un rincón de ti que jamás habías visto antes. O que jamás habías querido ver. Nunca es fácil darse cuenta de algo y que eso descoloque tu cabeza.
Pero, qué mas da, si esta cabeza ya se ha acostumbrado a este infinito desorden.
Mas la felicidad nunca ha sido ordenada.
viernes, 5 de abril de 2013
Mentira número 37: Never stop dreaming
El sueño de la razón produce monstruos.Así reza uno de Los Caprichos que Goya pintó en el siglo XVIII. Pleno Romanticismo, y todo lo que ello implica. La gente de este período buscaba la libertad creando mundos de fantasía porque no les gustaba la realidad en la que vivían. Vaya, esto me suena.
Cuando la razón duerme, cuando dejamos de buscarle una explicación lógica a cada cosa que nos pasa, cuando dejamos de lado las fórmulas matemáticas y dejamos de despedazar cada hecho y cada elemento para convertirlos en átomos o física cuántica, entonces la imaginación despierta.
Entonces, todo lo que un día nos demostraron que no existe cobra vida, vuela y se expande, crea y mueve, nos hechiza, nos envuelve y nos transforma.
Mundo de locos, mundo de ciencia y cálculo, mundo soberbio y sin sangre, mundo muerto, querido mundo, jamás matarás la magia que crece en la mente de los que aún hemos sobrevivido a tanto escepticismo, nosotros seguiremos creando monstruos hasta que la frialdad mate la imaginación de todos aquellos que un día soñaron, luchando para que ésto no ocurra. No puede ocurrir, la humanidad se alimenta de magia, incluso en estos tiempos, lo crean o no, la mente humana se alimenta de magia. Ella sobrevive porque los seres humanos aún no hemos conseguido darle una explicación. Y sobrevivirá hasta el último día.
Por eso, jamás menospreciéis los sueños, la magia o la ilusión, así como jamás menospreciéis los sentimientos y las ideas, porque llegará un día en que ni la más avanzada tecnología, ni la más estudiada medicina nos podrá mantener vivos.
Y entonces, nos tocará vivir de sueños.
miércoles, 3 de abril de 2013
Mentira número 36: I walk alone
Curioso es cómo a veces las expectativas fallan. Cómo lo que empezaba siendo un mal día, termina siendo algo mejor. Cómo lo que pensabas sería eterno, se resquebraja delante de tus ojos. Cómo una persona a la que creías conocer al máximo, te sorprende.
Vaciarse es bueno en ciertos momentos clave. Y mejor es si lo haces con dos pequeñas grandes personas que te escuchan, en un portal, una tarde de Abril, mientras las gotas de lluvia crean el hilo musical de la conversación.
Es peculiar oír a alguien hablar y sentir como si la que hablara fuera tu cabeza. Hay pocas personas en el mundo con las que se comparten tantas cosas... y es muy difícil compartir miedos.
"Me siento absolutamente sola", "es como si estuviera gritando y nadie fuera capaz de oírme", "estoy ahí escondida, entre las sombras". Ni yo misma podría haberlo expresado mejor.
Por una parte me consuela saber que alguien siente exactamente lo mismo que yo, que alguien es capaz de comprenderme, que alguien me escucha. Que hay alguien ahí, entre las sombras. Alguien a quien no puedo ver pero que me escucha cuando grito. Aunque permanezca callada, ahí está ella. Para evitar que esa oscuridad me haga poner un pie en falso y caer.
Estar solo es ley de vida. Absolutamente todo lo que nos ocurre es pasajero. La única persona con la que tendremos que convivir durante toda nuestra existencia somos nosotros mismos.
Estoy aprendiendo algo. Estoy aprendiendo a vivir con la soledad, estoy aprendiendo a ser su aliada. Es difícil, aún duele. Pero estoy segura de que voy a conseguirlo.
Entonces, ¿la gente que nos rodea? ¿y nuestros amigos, y familia, y la gente que nos quiere y se preocupa por nosotros? ¿acaso no valen nada? Ellos valen, no para que estemos menos solos, si no para que la soledad se torne en algo absolutamente personal e individual. Sirven para que no duela. Y yo por suerte, tengo quien me cure de ésta soledad que aún me destroza.
martes, 2 de abril de 2013
Mentira número 35: Eterno retorno
Os voy a ser sincera. Ahora mismo me cuesta escribir, porque las lágrimas hacen que vea el teclado traslúcido. Pero no puedo aguantar más, necesito soltarlo todo, y qué mejor ahora, en el mismo momento de la explosión.
Estoy segura de que todo esto es en gran parte consecuencia de este dolor de cabeza que lleva todo el día sin soltarme. O eso quiero hacerme creer a mí misma. Estoy bien. Estoy bien.
Joder Elena, no estás bien. Estás llorando como una magdalena mientras escribes esto, demonios, no estás bien. Deja de hacerte la fuerte.
No me hago la fuerte. De hecho creo que repito "Soy débil" más que mi propio nombre. Aunque hoy sí me he hecho la fuerte. "No te me hundas, tú no, por favor". Y yo claro, ¿qué respondo a eso? "No, eso nunca", acompañado de una de las sonrisas más falsas que he manifestado jamás.
Pero es que me siento tan ridícula poniéndome así por esto... Creo que uno de los consejos que he dado siempre está a punto de echarse por tierra -mis lágrimas están a punto de echarlo por tierra-. "Lo tienes todo para ser feliz, hay gente sufriendo de verdad, en la más absoluta miseria, y tú lo tienes todo, así que aprovéchalo, valóralo, sé feliz", decía.
Por supuesto que lo tengo todo para ser feliz, pero también hay fantasmas. Esos que no dejan de atormentar a los pájaros de mi cabeza y a veces no les dejan volar. Y no lo puedo evitar. Os juro que no lo puedo evitar, que si pudiera...
Hoy no hay motivos. Los hay, pero no aquí. Estoy harta de que sean los mismos, claro que por no escribirlos aquí no van a desaparecer. Pero no quiero. No hoy. No ahora.
Algún día dejaré de sufrir por esto.
Algún día dejaré de sufrir.
Algún día.
Temer más a la soledad que a la propia muerte.
Estoy segura de que todo esto es en gran parte consecuencia de este dolor de cabeza que lleva todo el día sin soltarme. O eso quiero hacerme creer a mí misma. Estoy bien. Estoy bien.
Joder Elena, no estás bien. Estás llorando como una magdalena mientras escribes esto, demonios, no estás bien. Deja de hacerte la fuerte.
No me hago la fuerte. De hecho creo que repito "Soy débil" más que mi propio nombre. Aunque hoy sí me he hecho la fuerte. "No te me hundas, tú no, por favor". Y yo claro, ¿qué respondo a eso? "No, eso nunca", acompañado de una de las sonrisas más falsas que he manifestado jamás.
Pero es que me siento tan ridícula poniéndome así por esto... Creo que uno de los consejos que he dado siempre está a punto de echarse por tierra -mis lágrimas están a punto de echarlo por tierra-. "Lo tienes todo para ser feliz, hay gente sufriendo de verdad, en la más absoluta miseria, y tú lo tienes todo, así que aprovéchalo, valóralo, sé feliz", decía.
Por supuesto que lo tengo todo para ser feliz, pero también hay fantasmas. Esos que no dejan de atormentar a los pájaros de mi cabeza y a veces no les dejan volar. Y no lo puedo evitar. Os juro que no lo puedo evitar, que si pudiera...
Hoy no hay motivos. Los hay, pero no aquí. Estoy harta de que sean los mismos, claro que por no escribirlos aquí no van a desaparecer. Pero no quiero. No hoy. No ahora.
Algún día dejaré de sufrir por esto.
Algún día dejaré de sufrir.
Algún día.
Temer más a la soledad que a la propia muerte.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)