domingo, 3 de marzo de 2013

Mentira número 21: Es mi alma

De repente, todo se hace un nudo en tu estómago, y sube por tu garganta. Lloras. ¿Lloras? Según la definición de llorar no lo estás haciendo, pues no hay lágrima alguna. Pero es la misma sensación. El mismo dolor, los mismos gemidos, el mismo pecho oprimido.
Jamás he experimentado, por suerte o por desgracia, sensación más angustiosa que esa en la que quieres desesperadamente llorar, pero no consigues que ni una sola lágrima salga de tus ojos. Y yo, la experimento muy a menudo. No me sale llorar, pero quiero. Es como luchar contra el viento, como cuando quieres nadar en un sentido y la marea te arrastra bruscamente hacia el otro.
Y para colmo, esa canción. Esa canción que siempre me acompaña cuando lloro. Bueno... cuando mis ojos permanecen secos, pero la que llora es mi alma. 

2 comentarios:

  1. Pensé que era la única incomprendida que lloraba sin derramar lágrimas, frustrada desde hace ya demasiado tiempo...

    ResponderEliminar
  2. Y yo también lo pensaba. Y lo peor es que la gente no parece tomarte en serio si no derramas lágrimas. Pero nosotras también lloramos aunque sea sin ellas, ¿a que sí?

    ResponderEliminar