Jamás pensé que un primer abrazo podría resultarme tan cálido. Jamás imaginé que unos ojos mirados por primera vez me inspirarían tanta confianza. Y nunca pensé que unas primeras risas podrían ser tan sinceras.
Y yo le estremecía entre mis brazos, y seguía sin creerme que estuviera ahí con él, después de tanto tiempo. Dicen que las amistades a distancia no funcionan, y yo me río. Me río con él, juntos, por las calles de Madrid y haciendo que por un momento, desaparezca todo lo demás.
Jamás pensé que tras verle por primera vez, le echaría tanto de menos.
Sin duda ha sido un chute de energía importante, algo que no me viene nada mal ahora. Llega Mayo y viene pisando fuerte, con ese calor que tan poco me gusta, exámenes y un estrés rompedor flotando en el ambiente. Un fin de curso más y yo aquí, reflejándome en el cristal de mi ventana y sin saber muy bien, una vez más, qué pensar, ni a dónde ir. A veces me gustaría dejar de estar tan perdida, dejarme la piel entre las espinas de las rosas y volar. Pero son tan fuertes las cadenas que oprimen mis muñecas, tan fuertes....
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