Es cierto que tan sólo un diez por ciento de la felicidad de una persona depende de factores externos. Es cierto que siempre hay fuerzas para levantarse, y que la profundidad a la que te hundas depende mayoritariamente de cuánto quieres que pese tu alma, o de si quieres que vuele. Es cierto que a veces pedimos a gritos que aparezca alguien, y cuando lo hace nos damos cuenta de que somos absoluta y terriblemente nosotros, absoluta y terriblemente las pesadillas, que nos transforman. Es cierto que gran parte de la angustia se resume a cómo afrontas la bala...
Pero también es cierto, que una llamada telefónica de la persona menos esperada puede hacer que el pozo se haga un poco menos profundo, y más brillante la luz de la luna.
Me gusta pensar que siempre habrá alguien que me salve.
Me aterroriza pensar que quizás nunca podré gritar eso de
"A mí nadie me salvó la vida"
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